EN LOS ADULTOS

 

 


La población que más resultó afectada en su salud mental fue la femenina El estudio PSY-Covid-19, que se está realizando en el mundo para conocer los efectos psicológicos de la pandemia, ya mostró algunos resultados en Colombia. En este país, la Universidad Javeriana de Cali, la Universidad de Barcelona (UBAT) y el Colegio Colombiano de Psicólogos participaron en el estudio. Obtuvieron 18.061 respuestas de personas entre los 18 y los 90 años, un 75% mujeres y el 25% restante, hombres. El 45% eran trabajadores formales, el 89% tenía estudios universitarios y el 62% un nivel de ingresos medios. 

 

El 9% dijo tener algún trastorno de salud mental desde antes de la pandemia. Los resultados mostraron que un 29% de la población consultada presentaba síntomas de ansiedad y un 35% de depresión.  El 31% de las mujeres manifestaron tener ansiedad y un 36% depresión. También los adultos jóvenes, de los cuales el 37% aseguró sentirse depresivo. 

 

La otra población más afectada fue la de menos ingresos, en la que el 36% tenía ansiedad y el 46% depresión. Según la Revista Pesquisa de la Universidad Javeriana, que publicó los resultados del estudio, "estos síntomas de depresión y de ansiedad en la población colombiana en estos últimos meses se relacionan, entre otros factores, con las nuevas dinámicas de trabajo y la disminución de ingresos".


EJEMPLOS


  • Trastornos neurocognitivos mayores (Demencia)

Trastorno neurocognitivo mayor (TNCM) es la nueva denominación con que la quinta versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), ha sustituido al término demencia utilizado previamente.

Existe evidencia de que las cifras de la población de adultos mayores a nivel mundial y en nuestro país están aumentando a un ritmo acelerado, debido, en parte, a la mejoría de la atención médica global; a su vez, la subpoblación que más crece es la de personas mayores de 80 años, es decir aquellas en las que el riesgo de presentar demencia está acentuado: se presume, entonces, que con ello, la prevalencia del TNCM se incrementará. El deterioro de la cognición y las concomitantes alteraciones funcionales y conductuales hacen que pacientes de este tipo sean cada vez más dependientes de los cuidadores en un proceso cuyo impacto en la familia y en su entorno social y laboral es intensamente negativo 

  • Transtornos afectivos en el adulto mayor

El periodo del ciclo vital conocido como "adultez mayor" o senescencia, posee probablemente características de mayor singularidad que las de otras fases, al acumular factores y experiencias de etapas previas y afrontar desenlaces que no por previsibles o conocidos dejan de generar ansiedad o expectativas de duda, conflicto, pesimismo e incertidumbre. El componente afectivo o emocional de la vida cuotidiana del adulto mayor, muchas veces privada del calor y el apoyo del grupo familiar o de un mínimo de interacciones sociales positivas, confiere significados diferentes a la gradual reducción de diversas funciones biológicas, cognitivas o sensoriales y, con ella, una mayor vulnerabilidad a variados agentes o factores patógenos . Finalmente, la psicopatología o clínica psicogeriátrica, aun cuando utilizando etiquetas nosológicas similares a aquellas de fases previas del ciclo vital, entraña rasgos distintivos que es conveniente conocer y delinear claramente a fin de proveer la atención profesional más apropiada y oportuna.

  • Transtornos del sueño en el adulto mayor

Los trastornos del sueño se consideran un problema de salud pública. Prevalencias rampantes de insomnio, somnolencia diurna y trastornos específicos como apnea obstructiva del sueño (SAOS) así lo demuestran.

Los llamados estados de conciencia son tres: vigilia, sueño REM y sueño no REM; el último se subdivide en tres subestadios (N1, N2, N3), cuyo número crece en función del enlentecimiento del electroencefalograma y la resistencia a ser despertado. Cambios fisiológicos asociados al envejecimiento involucran la disminución del sueño N3 y el incremento en el número de despertares. El sueño REM, de presentación periódica a lo largo de la noche, disminuye con el envejecimiento, aunque en una proporción menor que N3. Las necesidades de sueño del adulto mayor parecen ser semejantes a las del adulto en edad media; la dificultad para poder mantener un sueño consistente en la noche incrementa el tiempo de estancia en cama, el tiempo que transcurre hasta iniciar el sueño, los despertares, el tiempo de vigilia nocturna y las siestas durante el día.

Existen, asimismo, procesos reguladores del sueño: el proceso homeostático, merced al cual la extensión de la vigilia aumenta la presión por dormir, disminuye, sin embargo, su eficiencia con el envejecimiento.

El segundo, el proceso circadiano, que condiciona actividad diurna y sueño nocturno, tiende a preservarse un tanto mejor.

  •     Trastornos del ritmo circadiano.
 

El adelanto de la fase de sueño que pudiera ser observado en algunos adultos mayores, puede ser manejado con la aplicación de luz vespertina. En pacientes con deterioro cognitivo se ha postulado el uso de melatonina y el empleo pautado de luz.

 

  • Somnolencia diurna excesiva.  

La prevalencia desomnolencia diurna excesiva es 15,4 % Causas en el AM sprivación de sueño, problemas de higiene de sueño, depresión, trastornos ocultos como SAOS o síndrome de piernas inquietas , trastornos metabólicos como hipotiroidismo, hipocortisolismo , hiponatremia, encefalopatía hepática, renal o insuficiencia cardiaca, entre otros.

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  • Síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). 

La prevalencia estimada de SAOS, es de 3 a 32% para adultos en edad media hasta 70% para el AM; se destaca un alto nivel de subdiagnóstico.

 

 

 

 

 

Trabajos citados

TELLO-RODRIGUEZ, T., & ALARCON.
(Junio de 2016). SciELO. Obtenido de SciELO:
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-46342016000200021


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